RODAMON – XAVI NARRO – 84 DIES – 8064 Km

 

Almaty, Kazajistán, 31 de octubre de 2012

Una pausa en el camino, por fin, después de tres meses pedaleando casi sin descanso: he llegado a Almaty, antigua capital de Kazajistán, donde he podido dejar de lado la bici durante unos días.

Pero la ruta hasta aquí ha sido realmente dura. Después de Europa, las condiciones extremas de la estepa árida han condicionado mi día a día. Ya escribí acerca de cómo el viento intenso y las carreteras en mal estado dificultaron mi avance por el oeste y el norte de Kazajistán; pues bien, a partir de Karabutak, la ruta cambió de orientación para dirigirse hacia el sudeste, hacia el mar de Aral, la cordillera del Tian Shan y finalmente la ciudad de Almaty. Chris y Stu, los hermanos ingleses que conocí antes de llegar a Aktobe han seguido a mi lado, apoyándome en los momentos difíciles y compartiendo mis risas en las bajadas.

 Pero las condiciones meteorológicas y del camino no han mejorado en este último tramo del viaje: tras solo un par de días de rodar por una autopista recién acabada y aún cerrada al tráfico, a partir de la ciudad de Aral las obras convirtieron la carretera en una pista de obstáculos, de manera que teníamos que desmontar, superar barreras de tierra y bancos de arena, dar grandes rodeos y tragar mucho humo y polvo cada pocos quilómetros.

En cuanto al clima, por la noche las temperaturas bajaban de cero grados en el centro del país: el agua de los botellines se congelaba y dormir en esas condiciones era casi una prueba de resistencia. Durante el día, el viento continuaba soplando sin obstáculo alguno que detuviera su feroz avance por la estepa, y solo durante tres o cuatro jornadas nos fue favorable y pudimos recordar lo que era pedalear a más de 20 km/h.

Tras dejar atrás lo que quedaba del mar de Aral, seguimos el curso del río Sirdaria y el paisaje se volvió un poco más verde. Desafortunadamente, la enfermedad se sumó al pelotón y uno a uno, empezando por mí, caímos víctimas de una infección digestiva. Por desgracia, teníamos el tiempo justo: los dos hermanos, para llegar a Kirguizistán antes de que caducara su visado kazakho; y yo, para llegar a Almaty y encontrarme con Cris, mi novia. Así pues, en vez de hacer reposo, el enfermo de turno se colocaba tras los otros dos y se dejaba estirar; así íbamos tirando, más lentos pero siempre adelante.

Estábamos superando los estragos causados por el virus o la bacteria cuando por fin pasamos por la ciudad de Shymkent y ante nosotros se presentaron como imponentes fantasmas de más de 5.000 metros de altura los picos perpetuamente nevados del Tian Shan. Una vez ahí, seguimos hacia el este en paralelo a la línea de la cordillera, disfrutando de un paisaje aún más variado: árboles a doquier, ríos y riachuelos, verduras y frutas en las paradas del margen de la carretera… Tras casi un mes de pedalear por la ingente estepa yerma, nuestros sentidos se deleitaron con infinidad de nuevos estímulos

En este punto llegamos a la ciudad de Taraz y allí me despedí de los hermanos Marshall, ya que ellos debían apresurarse para cruzar la frontera kirguiza y yo tenía que seguir hacia el este. De nuevo me tocaba rodar solo en la carretera, pero no era nada que no hubiera hecho antes y durante mucho tiempo, así que no me importó mucho. Además, sabía que volvería a ver a Chris y Stu muy pronto.

Aunque la soledad no fue un problema muy grave durante el último tramo antes de llegar a Almaty, sí que lo fue la meteorología. Durante tres días seguidos no paró de llover, y cuando tuve que superar el paso de Korday pude comprobar que en las alturas, las precipitaciones habían caído en forma de nieve. Pero soledad, humedad y frío eran solo las últimas pruebas ante de llegar a mi refugio.

Finalmente, a los pies del Tian Shan, los rascacielos de Almaty se alzaron ante mis ojos compitiendo en altura con los picos de las cercanas montañas. Allí me encontré con Dariya y Madi, unos amigos kazakos que conocí tras mi anterior viaje de Barcelona a China en bici, y desde entonces ellos me han hecho sentir como en casa.

Estos días los he aprovechado para descansar, comer y dormir mucho, pero también para disfrutar de la compañía de Cris, que ha venido en avión desde Barcelona para que pasemos un rato juntos. Además, me trajo una caja llena de regalos de parte de mis amigos de Vaude para que pueda afrontar lo que queda de invierno sin congelarme. Por último, también he hecho un poco el turista por la ciudad y los alrededores (estación de esquí de Shymbulak, canón del Charyn), he tramitado mi visado vietnamita y le he dado un buen repaso a la bici, que se lo merecía.

Pero mañana se acaban estas pequeñas vacaciones: me reuniré de nuevo con los hermanos Marshall, y tras tres días de pedalear hacia el este llegaremos a China, concretamente a la provincia de Xinjian o Uiguristán. Lo que me espera una vez allí lo desconozco, porque mi anterior viaje acabó justo en la frontera. Os lo contaré muy pronto. Así pues, ¡seguimos rodando, fins aviat!

Xavi Narro ha trabajado como guionista en Barcelona TV, Mediapro y, hasta junio, en el programa “APM?” de TV3.

Pedaleará unos 40.000 km por cinco continentes durante 15 meses.

De momento ha recorrido la distancia entre Barcelona y Almaty, 8.051 km, en 84 días.

Podéis seguir su viaje en:

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@Rodamontv

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