XAVI NARRO – RODAMON – 16.057 kM en 194 días

Samnak Kham, Tailandia; 7 de enero de 2013

 ¡Saludos, colegas! ¿Cómo va el invierno por ahí? Espero que no sea tan duro como el que estoy pasando yo: ¿sabéis lo que es pedalear cada día a más de 30 grados de temperatura? Quizás algunos lo habéis experimentado; a los demás os diré que casi preferiría el frío del febrero mediterráneo. Pues sí, desde que entré a Tailandia junto con mi concuñado Joan, que como sabéis me acompaña desde Hanói hasta Singapur, el sol ha sido el tercer miembro de nuestra comitiva. No tiene sentido levantarse pronto: los primeros rayos son tan agresivos como los del mediodía. El resultado es que gran parte de nuestro presupuesto se ha desviado para comprar crema solar y que estamos cubiertos de sudor desde que montamos las alforjas hasta que las desmontamos.

Pero bueno, igualmente, esta parte del viaje está siendo mucho más agradable que cuando atravesé el desierto del Gobi bajo temperaturas heladas con los hermanos Marshall. No solo es más fácil soportar el calor abrasador que el frío gélido, sino que el paisaje es mucho más interesante. Antes solo había hielo y rocas para entretenerse durante las largas etapas; ahora mis ojos no saben si mirar a las palmeras cocoteras, los bananeros, las papayas o las orquídeas que crecen abundantemente por todas partes y amenazan con zamparse la carretera.

Aparte de esta frondosa vegetación, que en ocasiones es interrumpida por paisajes más parecidos a la sabana, por campos de arroz o por manglares, he de destacar que también me reencontré con el mar después de meses sin verlo. Si no cuento una pequeña excursión en barco que hice con Cris en la bahía de Ha Long, en Vietnam, desde que abandoné la orilla del mar de Azov, en Rusia, no había vuelto a ver la playa. Pero la verdad es que tampoco pudimos disfrutar mucho de las olas, ya que el sol de justicia del que os he hablado suele ocultarse de vez en cuando para dejar paso a unas nubes negras que descargan en pocos minutos un violento aguacero tropical.

En cambio sí que hemos sacado provecho de nuestro tiempo para visitar diversos templos budistas. Aquí la costumbre es coronar los edificios religiosos con enormes figuras de Buda en distintas posiciones. Cabe destacar el Buda Reclinado de Wat Pho y el pequeño pero peculiar Buda Esmeralda del Gran Palacio, ambos en Bangkok.

Fue también en la capital del país donde Joan y yo tuvimos un encuentro surrealista. Mientras le hacía unas fotos a mi compañero con unas pagodas doradas de fondo, una cara familiar se coló en segundo plano. Casi instintivamente, le di al zoom y apreté el disparador. Joan se dio cuenta de que estaba pasando de su cara literalmente y cuando se giró para ver qué había llamado tanto mi atención descubrió a la duquesa de Alba acompañada por su marido y el séquito que la sigue durante su luna de miel. Al menos la anécdota nos sirvió para vender las fotos a un diario español y sacarnos unos bahts extras para pagarnos un hotel y un par de comidas.

Como siempre, me gustaría dedicar unas palabras a la gente que hemos encontrado por el camino. Los tailandeses con quienes nos hemos cruzado han sido todos extremadamente amables con nosotros, sobre todo en los lugares menos frecuentados por turistas. Es especialmente cálido su saludo: juntan las palmas de las manos como si estuvieran rezando y, sin dejar de sonreír, te dedican un “Sabai dee krap!”. La mayoría de ellos se interesa por nuestro origen y nuestro destino y nos ayuda como puede.

Estos últimos días hemos apreciado algunos cambios en la fisonomía y las costumbres de la población. Los rostros se han vuelto mucho más oscuros y vuelvo a ver barbas, túnicas, gorros y mezquitas. Incluso observamos sorprendidos cómo una mujer con burka vendía fruta en la calle. Por alguna razón, esto contrasta mucho con la tolerancia propia del budismo, que hace posible que en Tailandia, junto a los musulmanes, abunden también las personas con una identidad de género difícil de catalogar según nuestras etiquetas occidentales. Así pues, aquí mucha gente no se define como hombre o mujer y la verdad es que Joan y yo tenemos serias dudas para saber si tenemos que llamar él o ella a quien nos saluda, atiende o sirve.

Mañana cruzaremos la frontera a primera hora y entraremos en Malasia, donde seguro que nos esperan nuevas sorpresas, aventuras y lecciones. Y espero poder compartirlo con vosotros, ¡seguimos rodando, fins aviat!

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Rodamón, resum dies 96 a 167: Almaty – Hanoi from Rodamón on Vimeo.

Xavi Narro ha trabajado como guionista en Barcelona TV, Mediapro y, hasta junio, en el programa “APM?” de TV3.

Pedaleará unos 40.000 km por cinco continentes durante 15 meses.

De momento ha recorrido la distancia entre Barcelona y Samnak Kham, 16.057 km, en 194 días.

También podéis seguir su viaje en:

www.rodamon.tv

http://www.facebook.com/rodamon.tv

@Rodamontv

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DIFICULTAD: MEDIA DISTANCIA TOTAL: 18 KM ALTITUD MÍNIMA: 260 m ALTITUD MÁXIMA: 260 m DESNIVEL ACOMULADO: 800m TIEMPO TOTAL: 7H PUNTO DE SALIDA-LLEGADA: Riells del