XAVI NARRO – RODAMON – 17.794 km en 214 días

Gresik, Indonesia; 27 de febrero de 2013

¡Saludos, colegas! Aprovecho que fuera está cayendo un aguacero tropical para poneros al día con la vuelta al mundo en bici que estoy haciendo desde hace ya siete meses. La última vez que escribí estaba a punto de entrar en Malasia; aún pedaleaba con mi concuñado Joan y todavía no había tenido que coger ningún avión para cruzar el mar.

Pues bien, todo eso ha cambiado. Pero vayamos por partes. Joan y yo nos sorprendimos bastante al entrar en Malasia. Aunque ya lo esperábamos, igualmente nos pareció curioso encontrar un país esencialmente musulmán en el sudeste asiático. Esto no significa que no hubiera una extraordinaria mezcla de tradiciones: también nos pareció peculiar la extensa presencia de la cultura china. Era muy habitual encontrar letreros y señales escritos en malayo con el alfabeto latino, y al lado los pictogramas chinos que pensaba que ya había dejado atrás. A esto hay que añadir un idioma completamente nuevo para nosotros: el tamil, que también venía con su propio alfabeto y a veces formaba un trío multilingüe con los otros dos en las indicaciones que nos encontrábamos.

Pedalear por este país implicaba no saber nunca si ponerte el impermeable o la crema solar. Cuando el sol se asomaba, nuestra piel no podía tolerarlo más de diez minutos sin protección; y cuando las nubes oscurecían el cielo, sabíamos que lo mejor era dejarse empapar por la tormenta ya que cuando pasara nos secaríamos en un instante.

Como llevábamos un buen ritmo, incluso nos permitimos dos días de descanso. Uno lo pasamos en George Town, en la isla de Penang, un antiguo enclave colonial inglés cuyo casco antiguo, compuesto por edificios de varios estilos y siglos de antigüedad, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2008. Allí, rodeados de chinos y, por primera vez desde Bangkok, turistas occidentales, recibimos el Año Nuevo chino con fuegos artificiales y la original danza del león.

La otra jornada de descanso la pasamos en Kuala Lumpur, ya que Joan, como arquitecto, no quería perderse la oportunidad de visitar las Torres Petronas. El mejor panorama lo obtuvimos de noche, desde el City Centre Park, cuando pudimos contemplar cómo las torres, completamente iluminadas a lo largo de sus 452 metros de altura, se proyectaban a través de los árboles hasta el cielo.

Saliendo de Kuala Lumpur me pareció ver un espejismo viniendo hacia nosotros en sentido contrario. No, era real, se trataba de Mathieu, un francés que también se había apuntado a la moda de dar la vuelta al mundo en bici. Lo más sorprendente es que llevaba exactamente las mismas alforjas que yo y hasta del mismo color. Efectivamente, le interrogué y estaba muy satisfecho con el material.

La siguiente pausa fue en Singapur. Otra vez nos sorprendió el contraste que puede uno observar en Asia recorriendo tan solo unos pocos kilómetros. Este país, ubicado en una pequeña isla, cuenta con una mezcla cultural aún más exagerada que las que habíamos conocido hasta entonces: chinos, malayos, tamiles y gente de todo el mundo llena el centro de la ciudad de Singapur, plagado de rascacielos de fantasía.

¿Qué lugar mejor que esta ciudad para una entrevista en un despacho de arquitectura? Joan no perdió el tiempo y, portfolio en mano, me abandonó durante unas horas mientras yo trataba de encontrar unas cajas de cartón para empaquetar las bicis y poderlas subir al avión. Esa fue para mí la parte más dura de este tramo del viaje, pero tras una odisea que al menos nos sirvió para conocer mejor Singapur, conseguimos nuestro objetivo.

Así pues, llegó el día de despedirme de Tania y Tim, unos amigos que muy amablemente nos dejaron quedar en su piso en la Universidad Tecnológica de Nanyang; y también de Joan, después de haber pedaleado con él más de un mes desde Hanói. Como decía, por primera vez me metí en un avión para salvar el mar y así llegué a Jakarta, capital de Indonesia, en la isla más poblada del mundo, Java. Desde entonces he estado pedaleando hacia el este, hacia la isla de Bali, donde llegaré en menos de una semana. Lo cierto es que después del orden singapurense, me costó acostumbrarme de nuevo al ruido, a los baches y a tener que saltar de la carretera para que no se me lleve por delante el camión que está adelantando y dirigiéndose imparable hacia mí.

Pero bueno, en una semana he aprendido a abstraer mi mente y dejarla volar por encima de los campos de arroz. Un día, mi bici tuvo la misma idea y decidió echarse un baño en uno de estos campos mientras yo tomaba unas fotos. El resultado: un radio roto, pero aunque era mi primera vez, lo pude arreglar al haber visto a los hermanos Marshall hacerlo casi a diario durante meses.La siguiente vez que os escriba tendré muchos más cambios que contaros: cambio de isla, de país y de continente, ya que si todo va como está previsto, estaré en Australia. Ya lo veis, no paro, voy avanzando y Joan, aunque ya no está pedaleando conmigo, también avanza: ¡consiguió el trabajo en el despacho de Singapur! Así pues, unos en bici y otros figuradamente, ¡seguimos rodando, fins aviat!

Xavi Narro ha trabajado como guionista en Barcelona TV, Mediapro y, hasta junio, en el programa “APM?” de TV3.

Pedaleará unos 40.000 km por cinco continentes durante 15 meses.

De momento ha recorrido la distancia entre Barcelona y Gresik, 17.794 km, en 214 días.

También podéis seguir su viaje en:

www.rodamon.tv

http://www.facebook.com/rodamon.tv

@Rodamontv

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DIFICULTAD: MEDIA DISTANCIA TOTAL: 18 KM ALTITUD MÍNIMA: 260 m ALTITUD MÁXIMA: 260 m DESNIVEL ACOMULADO: 800m TIEMPO TOTAL: 7H PUNTO DE SALIDA-LLEGADA: Riells del