Refrescos de verano

Debo confesar que llevo muy mal lo de pasar los veranos en la ciudad. Por eso, a la que se presenta algo de tiempo libre, hay que aprovechar. Para huir del calor lo mejor es una escapada relámpago al pirineo, esta vez con el fin de pasar ni que fuera una noche fresquita antes de regresar a los agobiantes calores de Barcelona.       Al medio día llego a Puigcerdà, cargo con lo mínimo prescindible, una esterilla, un saco de dormir, y algo de comida para salvar una cena y un desayuno de puro trámite. El objetivo dormir lo más alto posible en busca de una noche refrescante.

Arrancó dirección Latour de Carol para empezar la subida casi siempre por sendero hasta la estación de esquí de fondo Guils-Fontanera, de allí pista hasta poco después del Refugio de la Feixa, donde tomo otro sendero hasta el Refugio de Malniu. La subida es un regalo para los sentidos primero por bosques y cuando empieza a aclarar las vistas sobre la Cerdaña son espectaculares. Pasado el Refugio de Malniu busco un rellano que me sirva de “campo base”, un lugar apartado y tranquilo donde estirar el saco y a ser posible con buenas vistas. La noche no defrauda, serena y estrellada como pocas veces, y a la temperatura justa. Al día siguiente el propio amanecer hace de despertador. Lo recojo todo para no dejar ni el más mínimo rastro de mi estancia. Tres galletitas y empieza el “Hike a Bike” hasta la cima del Puigpedrós (2915m), 800 m de desnivel que se hacen bastante bien con el fresquito de la mañana. Es un peaje que se paga a gusto una vez llegas a la cima.

Un ratito de contemplación observando el paisaje, el recorrido por el que he llegado hasta aquí y estudiando por donde bajaré. Una bajada directa a Latour de Carol, 1700 m más abajo, una locura de descenso.

La primera parte del descenso son a través de prados alpinos, sin ningún tipo de sendero. Con unas presiones relativamente bajas en la Fat Bike parece que uno esté surfeando por una ladera nevada, trazando libremente líneas improvisadas esquivando enormes piedras o saltándolas…

El fin de fiesta de los prados llega con un aumento de verticalidad que pone a prueba los frenos. Un tramo poco definido entre matorrales y un laberinto de pistas nos lleva a una de las mejores trialeras de la zona que nos conduce de regreso a Latour de Carol y de aquí a Puigcerdà.

En poco menos de 24h he podido hacer una ruta en un entorno espectacular como es la Cerdaña, haciendo un vivac de encanto bajo las estrellas y uno de los descensos más largos y directos del pirineo, vamos, una ruta “cinco estrellas” para recargar pilas para seguir soportando los calores del verano.

David Casalprim

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