XAVI NARRO – RODAMON – 32.507 km en 386 días

Victoria, Texas, Estados Unidos de América; 18 de agosto de 2013

What’s up, buddies? ¿Cómo estáis? No sé por qué pregunto, en pleno agosto me imagino que estaréis todos escalando alguna montaña o rodando en bici por algún camino del bosque. Bueno, por si queda alguien conectado a internet, os voy a explicar cómo han ido las últimas semanas de la vuelta al mundo. La última vez que hablamos estaba todavía en El Salvador, y os anuncié que al día entraría en Guatemala y me encontraría con mi amigo de la escuela Dídac. Todo fue como estaba previsto y nos reunimos en un hotel de carretera de Escuintla, muy sospechoso dicho así, pero solo teníamos la intención de pedalear juntos hasta México, D.F.

El trayecto por Guatemala fue muy agradable, al menos para mí, porque volvía a pedalear en compañía. Para Dídac, supongo que mi presencia tampoco era desagradable, pero en su caso, recorrer 100 km en bici en una sola jornada era toda una novedad. De todas formas, se merece un aplauso porque aguantó perfectamente y al cabo de una semana ya me tenía que esperar en las subidas. Siguiendo el camino de aquellos que viajan hacia el norte para buscar una vida mejor, con otros medios que los nuestros, avanzamos hacia la frontera por pueblos coloridos y bajo tormentas tropicales. Pronto llegamos a México, concretamente al estado de Chiapas, y ahí nos encontramos con Abraham, un amigo de Dídac que también se sumó a la comitiva. Como decimos en catalán, “quants més siguem, més riurem”.

 Abraham, Dídac y yo nos pusimos en marcha y empezamos a seguir la carretera de la costa de Chiapas, aunque nunca llegamos a ver el Pacífico. Avanzábamos entre la selva y cada jornada nos caía encima una buena tormenta tropical. Igual que en América Central, me pasaba el día cubierto de sudor, desde el momento en que montaba las alforjas de la bici.

Al llegar al istmo de Tehuantepec abandonamos el litoral y los constantes controles militares y nos dirigimos hacia el centro del país, en dirección hacia la capital. Algunas etapas fueron bastantes duras, sobre todo las últimas en que tuvimos superar bastante desnivel. Pero viajar en grupo, y además tan bien acompañado, era tan divertido que casi me olvidaba de las subidas y el viento en contra. Además, tuvimos ocasión de ver paisajes y ciudades muy interesantes, como la jungla del interior del istmo y los centros históricos perfectamente conservados de Orizaba, Córdoba, Puebla…

Finalmente llegamos a México, D.F., después de coronar un puerto de 3.150 metros para pasar al otro lado del volcán Iztaccíhuatl, cubierto de nieve. Desde ahí nos dejamos caer al valle de México y nos tocó una tarea todavía más ardua: cruzar la megalópolis entera para llegar a la Ciudad Universitaria. Pero a pesar del tráfico caótico nos presentamos a tiempo en la biblioteca de la universidad, donde una pequeña multitud de amigos y familiares de Abraham y Dídac nos esperaba con bebidas, botanas (aperitivos) y aplausos. Me sentí un poco como si llegara a mi propia casa.

En el D.F. pretendía pasar unos días de descanso, pero lo cierto es que no pude. Entre fiestas de bienvenida, bautizos y cumpleaños llegaba a la noche como si hubiera pedaleado 200 km. Finalmente amaneció el día de partir y Abraham y Dídac me acompañaron en bici hasta los límites del ingente continuo urbano, mientras que Nidia lo hizo en coche para escoltarnos y que no nos aplastara ningún pecero. A partir de ahí me tocó pedalear solo de nuevo. Además, el paisaje se fue volviendo más y más árido y las carreteras se convirtieron en rectas aparentemente infinitas que suponían una prueba para la mente tanto como para las piernas. Por suerte, en Querétaro pude reunirme con mi familia mexicana, que me llenó el estómago y el espíritu, y en otras ciudades me entretuve visitando sus cascos antiguos repletos de casas e iglesias coloniales, como San Luis Potosí, Saltillo, Monterrey…

 De esta manera llegué al Río Bravo, la frontera con Estados Unidos de América, solo pero sin haber sufrido incidente alguno. El norte de México, entre otras zonas del país, es tristemente famoso por la situación de inseguridad que gira alrededor de la llamada “guerra contra el narcotráfico”. Pero con horarios decentes y prudencia pude pedalear por todas partes sin problemas. Ahora llevo tres días en Texas pero aún no me acabo de despedir de mi querido México. La población de origen mexicano de esta parte de EEUU es tan numerosa que el bilingüismo está completamente extendido. Casi todos los restaurantes son mexicanos y lo cierto es que el paisaje, poblado casi exclusivamente por mezquites, un árbol muy resistente a la sequía, es idéntico al que había al otro lado del Rio Grande (así es como se conoce al Río Bravo aquí arriba).

[vimeo http://vimeo.com/72253371]

Rodamón, dies 269 a 338: Xile – Panamà from Rodamón on Vimeo.

En los próximos días me sigue tocar sudando bajo el incisivo sol texano mientras me dirijo a Nueva Orleans. Ahí me encontraré con Cris por última vez en este viaje y volveré a descansar dos semanas. Después de eso sí que podré decir que me falta la recta final. Esto se acaba, buddies, pero no os lo perdáis porque todavía ¡seguimos rodando!

Xavi Narro ha trabajado como guionista en Barcelona TV, Mediapro y, hasta junio de 2012, en el programa “APM?” de TV3.

Pedaleará unos 40.000 km por cinco continentes durante 15 meses.

De momento ha viajado entre Barcelona y Victoria, 32.507 km, en 386 días.

También podéis seguir su viaje en:

www.rodamon.tv

http://www.facebook.com/rodamon.tv

Twitter: @Rodamontv

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