
Conocí la cueva de la mano de mi buen amigo Marco Jubes, y con el pasamos una temporada fanática hace un año. Entre pegue y pegue que le aseguraba en su proyecto me puse a probar las vías que recorrían el desplome. Estas me suponían un buen desafío ya que apenas había escalado desplomes así en contadas ocasiones, pero motivación no faltaba. Al principio era un desastre, escalaba muy lento… En esas inclinaciones cada segundo cuenta y yo estaba desperdiciando demasiados, me «petaba» enseguida. Marco me decía: «Estas escalando como una mantis religiosa!!» Mientras se sonreía con su característico buen humor y me enseñaba al mismo tiempo.

A base de pegues fui «pillándole el truco» hasta que conseguí escalar a ritmo y fluido por el desplome. En ese momento la vía que probaba se convirtió en «la vía de calentar» y el proceso en una enseñanza. A día de hoy he realizado esa vía una decena de veces y lo que he aprendido me ha servido para encadenar otras vías como el «Naufrag 8a+» cuyas fotos ilustran esta historia.

Él Naufrag recorre la cueva en una física travesía horizontal hacia la derecha con un canto bastante agradecido. Te hace salir de la misma a través de una sección de cerrar regletas y aguantar, y un dinámico que acaba de exigirte ese ultimo extra de «punch» guardado para poder chapar su reunión. Una vía bien completa que me hizo exprimir lo que había aprendido y me enseñó otro tanto, sensaciones y aprendizaje de eso se trata. EAM