Esta expedición se enmarca dentro de la conmemoración de la primera circunnavegación culminada por Juan Sebastian Elkano hace 500 años. Una conmemoración se puede enfocar de muchas maneras, pero lo que nosotros queremos es aprender de la historia. Partimos en una ruta exploratoria y experimental buscando unir los lugares asociados a la circunnavegación y expediciones de aquella época, pero con una vocación firme para consolidar la ruta de forma que cualquiera la pueda disfrutar. Época donde empiezan los descubrimientos, la búsqueda de lo desconocido…aquella apertura al mundo paradógicamente puso los límites a la tierra, mucho más grande de lo que en principio se pensaba, pero a su vez abrió otros ámbitos de exploración.
Aquellas ansias por descubrir no era exclusiva de aquella época, es algo inherente al ser humano, y cuando las personas descubrimos lo que antes era desconocido buscamos retos con miras a ensanchar los límites de lo desconocido. Esta ruta, no busca emular nada. Busca crear un contexto que promueva lo que para la persona es algo innato, explorar. La exploración parte de una actitud de apertura al mundo, a lo desconocido… Hace 500 años, tuvo lugar un hito histórico que trajo cambios trascendentes para la humanidad. Cambio la forma de concebir, pensar y sentir el mundo…nuevas referencias geográficas, culturales y humanas rompieron barreras insospechadas. Esa apertura al mundo tenía una doble motivación, la necesidad de buscar sustento, y las ansias de conocer lo desconocido de abrirse a un mundo inexplorado.
Hoy 500 años después, el cobid 19 nos retrae al km 0 pero eso no cambia la actitud de explorar, la distancia o magnitud geográfica no cambia en absoluto la disposición de apertura a lo desconocido. Eso desconocido puede estar muy lejos, o muy cerca. El cobid nos brinda una oportunidad para poner la atención en nuestra proximidad, para que cada cual de una vuelta a su propio mundo. Explorar nuestro territorio más próximo crea buenas condiciones para la reflexión, explorar inspira pensamientos, siempre buenos, porque nos predispone a la apertura… Estos son los antecedentes que estimulan la ruta que une Getaria con Sanlucar de Barrameda, uniendo mar con mar.
Partimos de Getaria a Sevilla un grupo de 6 personas que nos conocimos el día previo a la partida. Lo anterior representa el primer reto, y supone la primera apertura a lo desconocido de esta expedición, el equipo. Es posible que esta ruta se pueda consolidar y repetirse el día de mañana, pero el equipo lo condiciona todo y nunca se repetirá de la misma manera y en las mismas circunstancias. Las relaciones que se crean en una expedición de estas características vienen para quedarse. La sintonía es evidente pero no más que las diferencias. Somos personas de muy diferentes perfiles, pero nos une una clave que es fundamental para crear equipo, la adhesión a esta tipología de proyectos en los que lo desconocido se vuelve motivación.
Rodar en bici, sudar la camiseta, y sufrir, une. Transitar caminos de polvo, con el sol golpeando, las piernas avisando para que no te cebes y sentir la necesidad de beber lo podemos asociar a sufrir, pero aunque parezca una contradicción todo lo anterior es compatible con el disfrute. El sacrificio y algunos tipos de sufrimientos están asociados al disfrute incluso a la felicidad. Es fácil conocerse en estas circunstancias, porque éstas (las circunstancias) te predisponen a estar de una determinada manera. Hoy de nuevo queremos meterle mano a la etapa. Respeto y ganas a la vez, esa es la sensación. Las ganas de afrontar una nueva etapa de mayor desnivel en una jornada que promete calor, cansancio y espero que satisfacción en la finalización de etapa.
Y así, las etapas se suceden y con ellas la acumulación de km en las piernas, pero también los contrastes de los paisajes, las conversaciones con los compañeros y las anécdotas en ruta. Esos paisajes nos llevan a pasajes de la historia de aquellas expediciones y de alguna manera te invitan a resituarte en lo que hace 500 años debió de ser. Aunque para ello, es muy diferente como llegas a los lugares. Sin duda es diferente llegar a lugares a veces remotos o incluso cercanos en bici, con alforjas y tienda de campaña que llegar con coche. La forma de observar el paisaje, de sentir la ruta, y de relacionarte con el entorno cambia sustancialmente.
Incluso las conversaciones entre los miembros del equipo también quedan influenciadas o marcadas de arriba abajo, y conforme avanza la ruta las conversaciones se vuelven más intensas desvelando facetas que antes no podíamos apreciar. Se desenmascaran las personalidades conforme se va naturalizando la relación entre las personas. Todo esto también tiene que ver con el descubrimiento. La exploración y aventura muchas veces lo asociamos a viajes remotos que nos llevan al otro extremo del mundo, pero más allá de la épica de los grandes viajes, el valor está en la apertura a lo desconocido, y esto puede estar como decíamos al comienzo, muy lejos o en nuestro entorno más próximo.
Pero esta ruta la tenemos al alcance. La pretensión es poder consolidarla para que cualquiera la pueda disfrutar en su totalidad o parcialmente. Coger una bici con unas alforjas y dejarse perder en una ruta no es exclusivo de nadie. Al contrario, cuanta más gente la pueda disfrutar mayor valor toma la ruta. Este mapa traza el recorrido que hemos llevado a cabo tratando de unir los lugares que culturalmente o históricamente estaban vinculados a las expediciones de aquella época, época en la que se culmino la primera circunnavegación.
Esta ruta trae de su mano un nuevo relato que cuenta, donde se construían los barcos de aquella época, de donde se traía la madera para construirlos, el alquitrán, donde se firmaban los contratos, donde se hacia artesanía que después utilizaban para hacer truque en las expediciones, como organizaban los temas logísticos, cuales eran los oficios necesarios para aquellas expediciones….Esta ruta descubre un pasaje de la historia poco conocido que invita a conocer. Hoy, envueltos en una crisis sanitaria y con el grado de incertidumbre que ello conlleva apostamos por conectar con uno mismo, con la naturaleza, con el pasado y sobre todo, con la vida, para lo cual esta ruta, como otras, crean un contexto inmejorable. Pero para hacer posible todo esto, como siempre ocurre, detrás de cualquier proyecto, hay siempre personas que lo hacen posible. Destacar la participación de Orbea, Vaude, Negua, Bizibiziki lleva de forma inevitable, a acordarse de las personas con nombre y apellido que han hecho posible esta colaboración y que son en parte, promotores de la ruta.