Viajar al norte de Noruega con Gerbé, Jordi y Muna, para escalar en estilo tradicional parece que va a ser prometedor. Lofoten nos espera y no le vamos a hacer esperar. Lo que cuesta ponerse de acuerdo dos personas para asumir un reto y lo fácil que ha sido entendernos los cuatro: 2 juegos de friends, uno de tascones, un par de cuerdas de 40 metros por cordada y centenares de metros por delante. Quizás mil, quien sabe. Aferrados a nuestra manera de ver las cosas, jugamos a no llevar martillo ni clavos. Sabemos el compromiso que supone y lo que podría facilitar la escalada en muchas secciones, pero apostamos por el mínimo impacto y así, que parezca que por allí no ha pasado nadie. Queremos que quien repita nuestros caminos verticales se sienta igual que nosotros. Toda una lección de astucia para un escalador. ¿no se trata de eso?
Una primera para conocer
Nos proponemos escalar el Helvetestinden por el muro central pero quizás hemos de hacer una toma de contacto para conocer el descenso y habituarse al granito. A Muna y a mi se nos ocurre intentar la cara Este donde hay un sistema de fisuras que nos ha llamado la atención aproximándonos a la pared.
Remontar la canal principal y llegar a pie de pared no es tarea fácil. Escalar las pendientes de hierba y superar los bloques empotrados, a veces resulta más difícil que una escalada de séptimo grado. Por fin llegamos a pie de pared, la visión de la tienda en medio de aquella playa gigante y el sistema de fisuras que tenemos delante nuestro nos deja boquiabiertos.
Un primer largo un tanto mojado nos deja ver una línea de roca vertical y de fácil protección. Largo tras largo durante 300 metros con una armonía difícil de explicar nos transporta al largo más difícil de la ruta.
Un techo mojado muy atlético seguido de una fisura me hace apretar de lo lindo. Una vez superado seguimos hasta la cima. 6 horas nos ha costado llegar hasta aquí. Una vía abierta al rotpunkt con un nivel de hasta 6c ( 7 escala Noruega ).
Cuando llegamos al campamento vemos que nuestros compañeros están abriendo otra primera por la cara sureste. Toda una obra de arquitectura y entusiasmo en 11 horas y con largos de hasta 6b ( 7- escala Noruega ).
Cara sur del Helvetestinden
Al día siguiente Muna y yo aun no hemos despertado del hechizo y decidimos entrar por la cara sur de la pared y buscar una ruta que nos lleve a la cima buscando la línea más lógica en libre. El compromiso de estas escaladas es tan grande como su belleza. Abandonar pasada la mitad de esta pared de 600metros puede llegar a ser muy tenso y trabajoso. Mejor no pensar, sin duda esto nos hace más fuertes y nos une en cordada.
Escalamos los primeros largos fehacientemente esperando encontrar las transiciones en libre que van de fisura a fisura. Imperceptibles desde el suelo.
Bavaresas y diedros inmensos, largos mojados permanentes, placas técnicas .. ésta es la grandeza de las grandes paredes, todos los tipos de escalada y movimientos reunidos para hacer una fiesta. Aunque no tenemos nada que celebrar, sentirnos el uno al otro nos hace felices.
Perdidos en un mar de roca, en otras condiciones, Montserrat nos ha enseñado a buscar el camino más lógico sin hacer uso de materiales perforantes. Es un instinto de búsqueda y de conseguir enlazar los pasos con la máxima destreza posible. Aquí las cosas se hacen así. Ellos también lo entienden así.
Por fin conseguimos llegar a cien metros de la cima.. y conseguimos hallar el camino más lógico hacia la el pilar de los franceses. Podríamos haber salido por la vía checa que sube directamente a la cima.. pero preferimos culminar la ruta por un camino propio y sin hacer uso de ningún tipo de escala artificial.
Abierta al rotpunkt en 14 horas con largos de 6c ( 7 escala Noruega ).
