Parece que este año cuadra para escalar en el Prokletije. Los brutales desniveles, las crestas escarpadas y la difícil predicción del tiempo, entre otras cosas, hacen de este lugar un destino más que interesante para practicar el alpinismo.
Es junio, decidimos ir al valle de Ropojana. Hacemos el campamento base en el lago Jezero, cerca de Gusinje. Aquí hay agua y te puedes bañar. Todo es nuevo para nosotros, no ha sido nada fácil tener información de esta zona. Por encima y antes de llegar al lago, nos llama la atención una pared llena de estratos. Parece haber sido plegada y desplegada varias veces por lo que tiene muchas fisuras horizontales. Unas formas muy atractivas aunque poco comunes. Sin más dilaciones, decidimos aproximarnos a la pared. Es una pared totalmente virgen.
Tardamos 3 horas en alcanzar el tercer muro. Empezamos a abrir una ruta por el mismo centro de la pared. No dejamos de alucinar con la adherencia y la facilidad con la que podemos autoprotegernos. Es algo especial tratándose de roca caliza. Hacemos los cuatro primeros largos y, en el quinto, una placa nos veta el paso con una sección lisa sin posibilidad de aseguramiento. Acabamos abandonando mediante rápeles por la misma vía.
Obsesionado por esa sección, cuatro meses más tarde, en octubre, vuelvo con 2 amigos. Esta vez llevo un pack formado por un micro plomo y 2 pitones. “ Llegamos al largo clave, consigo instalar el plomo en un lateral de 3 milímetros. Esto me permite alcanzar unos planos para seguir escalando. Intento salir por un muro sin canto, una caída aquí sería letal. Bloqueo, no hay nada, desgrimpo. Repito esta operación 4 o 5 veces. En uno de estos intentos, consigo emplazar un pitón. Parece que ha entrado bien. Ahora falta salir. Vuelvo a intentar, bloqueo con un lateral hasta la cadera, alcanzo una micro regleta, pies en adherencia, la caída a esta altura sigue siendo muy peligrosa pero gracias al clavo se aleja del factor 2. Eso me tranquiliza. No me gustaría hacerme daño aquí. Salgo, resuelvo el crux, es 7a obligado y expuesto. Por fin buenas presas otra vez“.
Con 2 largos más, llegamos a la cima. Bajamos de noche por una línea de rápeles de fortuna. 3 horas más para bajar al campamento. Sabemos que se acerca el mal tiempo. Desde aquí vemos líneas que escalaremos en el futuro. Hemos podido hacer esta primera nacional en este parque tan hostil como increíblemente bello. Ha sido laborioso, pero escalar sin agujerear la pared tiene este precio. Ya estamos pensando en volver el año que viene.
Guille Cuadrado
