XAVI NARRO – RODAMON – 25.127 km en 292 días

Paiján, Perú; 16 de mayo de 2013

 ¡Saludos, colegas! ¿Cómo estáis? Espero que muy bien. Yo aún pedaleando por el Perú, ya en el norte, pero todavía sigo en el desierto y me da la impresión de que estoy atrapado en el tiempo. Por suerte, dentro de una semana entraré en Ecuador y por fin cambiará el panorama. Pero bueno, vayamos por partes. La última vez que escribí estaba en Majes, en el sur del país, reventado por las cuestas de las estribaciones inferiores de los Andes y por las profundas quebradas que atravesaban las planicies costeras, además de por la fuerza del incesante viento que si no soplaba de lado, lo hacía de cara.

Por suerte, desde entonces el terreno se ha suavizado y el viento se comporta, llegando incluso a ayudarme algunos días que se levanta de buen humor. Y aunque el desierto se extiende por toda la costa sudamericana del Pacífico, por estos lares baja mucha más agua de las montañas, lo que se traduce en más abundantes y más amplios valles fértiles donde se planta de todo: maíz, caña de azúcar, espárragos, olivos, algodón, frutas, hortalizas… Es un placer ver verde más a menudo, aunque entre valle y valle todavía tengo que atravesar grandes desiertos tan inhóspitos que me hacen pensar que estoy pedaleando por un cráter de la luna. En una ocasión, se levantó un viento de cara tan fuerte que la arena de las dunas me entraba en los ojos, las orejas, la boca, y al final acabé rebozado como una croqueta. Pero como siempre, lo único que podía hacer era seguir adelante.

Así llegué a Lima, donde me encontré con mis amigos Colette y Kenneth. Muy amablemente me acogieron en su casa y de nuevo me sentí como una persona normal, viajando en coche, yendo a cenar a restaurantes elegantes y tomando cerveza. Sin embargo, el dolor de barriga que había sentido durante los últimos días se intensificó tanto que aparte de los paseos por el centro y los barrios de Miraflores y Barranco también tuvimos que hacer una visita al hospital. Resulta que tenía una infección gástrica bacteriana, seguramente causada por consumir algún alimento preparado en condiciones poco higiénicas. Por más que vigiles, cuando viajas en bicicleta no siempre puedes escoger dónde comer, y a veces tienes que comerte el pollo con mala pinta o morirte de hambre.

 Por suerte, después de meterme un litro de suero y protector estomacal en vena y con los antibióticos que el doctor me recetó, me recuperé rápidamente y tras un día de descanso bajo los cuidados de Colette y Kenneth pude volver a ponerme en marcha. En esta parte del Perú hay mucha preocupación por la inseguridad, que según dicen ha aumentado alarmantemente en los últimos meses. Todo el mundo me avisa de que es muy peligroso ir por la carretera, caminar por la ciudad, dormir en el desierto… Estoy seguro de que no exageran, pero no tengo más remedio que superar el miedo si quiero completar mi viaje.

Afortunadamente, de momento solo me he encontrado con buena gente, como don Clemente y su familia, que me recibieron en su restaurante La Balsa, un oasis en medio de la Panamericana, y me alimentaron y hospedaron a cambio de una simple dedicatoria en un libro titulado Amigos aventureros. En él, el señor Clemente guarda recuerdos de todos los caminantes, ciclistas y otros intrépidos viajeros que han dedicado su vida o parte de ella a recorrer el mundo por sus propios medios. Fue un honor escribir mi nombre al lado de auténticos héroes que llevaban años y decenas de miles de kilómetros en la carretera.

Durante estos últimos días también he tenido la suerte de conocer algunos lugares únicos como las Líneas de Nazca y la ciudad de adobe de Chan Chan, ambas Patrimonio de la Humanidad y testigos de la grandeza de los pueblos que ocuparon el Perú antes de la llegada de incas y españoles. Ayer alcancé los 25.000 km y me doy cuenta de que ya estoy de regreso. En breve entraré a Ecuador y luego a Colombia, tras lo cual solo me quedará recorrer América Central, América del Norte, Marruecos y la costa del Mediterráneo hasta volver a Barcelona. Ya llevo el peso de muchas experiencias en las alforjas, pero no os preocupéis porque aún me queda neumático para rato, así que… ¡seguimos rodando!

Xavi Narro ha trabajado como guionista en Barcelona TV, Mediapro y, hasta junio de 2012, en el programa “APM?” de TV3.

Pedaleará unos 40.000 km por cinco continentes durante 15 meses.

De momento ha viajado entre Barcelona y Paiján, 25.127 km, en 292 días.

También podéis seguir su viaje en:

www.rodamon.tv

http://www.facebook.com/rodamon.tv

@Rodamontv

Compartir:

Facebook
Twitter
Pinterest
LinkedIn

Relacionado

Senderismo en Sant Miquel del Fai

DIFICULTAD: MEDIA DISTANCIA TOTAL: 18 KM ALTITUD MÍNIMA: 260 m ALTITUD MÁXIMA: 260 m DESNIVEL ACOMULADO: 800m TIEMPO TOTAL: 7H PUNTO DE SALIDA-LLEGADA: Riells del