XAVI NARRO – RODAMON – 19.136 KM en 231 días

Ilbilbie, Australia; 15 de marzo de 2013

¡Saludos, colegas! ¿Cómo va eso? Supongo que genial, ahora que se está acabando el inverno y podréis volver a disfrutar de la naturaleza en todo su esplendor. En cambio, aquí en Australia, el verano está dejando paso al otoño, que también se agradece porque pedalear a más de 30 grados cada día acaba cansando un poco. Pues sí, desde la última vez que os escribí, no solo he cambiado de país, sino también de continente. Pero antes os contaré cómo acabó mi travesía por Indonesia. A pesar de una pésima primera impresión por culpa del ruido exagerado, el tráfico loco y el caos general de Yakarta y alrededores, mis sensaciones respecto a la isla de Java se fueron dulcificando a medida que avanzaba hacia el este. Quizás tuvieron algo que ver las numerosas plantaciones de caña de azúcar que flanqueaban el camino, pero también es cierto que la parte oriental de la isla es un poco más tranquila que la occidental. No os quiero engañar, de todas formas continuaba siendo un peligro pedalear por la carretera “Nasional 1” y varias veces al día tenía que saltar del margen para no ser arrollado por un camión adelantando para cuyo conductor mi vida parecía valer menos que la de un rinoceronte javanés.

 Quizás para olvidarme del riesgo que corría sobre el asfalto me refugié en la gastronomía: sin que faltaran los fideos (mie) y el arroz (nasi), cada día probé algún plato nuevo pero no me dio tiempo de disfrutarlos todos. Os conté cómo mi bici se había caído en un campo de arroz, ¿cierto? Pues desde entonces, cada tres o cuatro días se me rompe un radio, así que supongo que la rueda trasera recibió más de lo que parecía. Así pues, me he convertido en un experto mecánico a la hora de cambiar radios, incluso cuando hay que quitar el casete de los piñones. De todas formas, en Sydney pasaré por un taller para que me hagan un arreglo definitivo. Antes de dejar Java me permití un día de descanso para visitar el volcán Bromo. Tras un trayecto en bus y después de caminar media hora por el Mar de Arena, escalé el cono y me quedé petrificado al ver el enorme cráter humeante, como una descomunal olla hirviendo.

 A continuación llegué al extremo de la isla y ante mí se presentó Bali, al otro lado del estrecho y casi a un tiro de piedra. El viaje en ferry hasta mi nueva destinación solo duró una hora, pero me entretuve comiéndome a bordo un “es campur”, helado variado. A pesar de la fama de la isla de Bali como destino turístico, lo cierto es que no me encontré muchos extranjeros durante mi trayecto hasta Denpasar, la capital. Supongo que iban en los autobuses privados con cristales tintados que me adelantaban a toda velocidad.

Las diferencias entre Java y Bali saltan a la vista inmediatamente. Los balineses son mayoritariamente hinduistas, así que las mezquitas dejaron paso a infinidad de pequeños templos dedicados a una gran variedad de dioses. El vestir, el idioma y la comida también son particulares, aunque los campos de arroz permanecen inmutables. Eso sí, están plantados en exóticas terrazas que se pierden entre palmeras hasta llegar a las montañas del horizonte. Una vez en Denpasar me dediqué a comprar un billete de avión para Cairns, en Australia; a conseguir una caja de cartón para volver a empaquetar la bici; e incluso me sobró tiempo para una pequeña excursión hasta Padangbai para comer en la playa y bucear entre el coral con los peces tropicales. Al salir del agua, una ola me tiró contra el arrecife y se me cayó la cámara al mar. Después de unos diez minutos bastante largos, la encontré sumergida bailando con unos trozos de coral roto.

 Y después empezó mi ruta por Australia, que me llevará desde Cairns, en el norte de la costa este, hasta Sydney, en el sur, a lo largo de casi 3.000 km. Este país es un suspiro de tranquilidad tras el bullicio del sudeste asiático en general. De momento he rodado entre verdes campos de caña de azúcar, por multitud de verdes parques nacionales y al lado del Pacífico, siguiendo, otra vez, una Nacional 1, también llamada Bruce Highway. La carretera está bien, el paisaje es espectacular, ya he visto los primeros canguros y los australianos son las personas más educadas y dulces que he visto en mi vida. Pero desde que llegué a esta enorme isla, el viento me está amargando el viaje. Al ser temporada de ciclones, sopla con fuerza del sur cada día, desde que pedaleo el primer metro hasta que llego a los 100 km. Hacía tiempo que no recordaba lo que era luchar contra la naturaleza, y cada día me cuesta más acabar las etapas, me siento más cansado y me duelen más las rodillas. Lo peor es que la previsión no mejora…

Así que quizás dentro de dos semanas os vuelvo a escribir a pocos metros de aquí, explicando que el viento no me deja avanzar más deprisa. De todas formas, seguiré intentándolo; como siempre, ¡seguimos rodando!

Xavi Narro ha trabajado como guionista en Barcelona TV, Mediapro y, hasta junio de 2012, en el programa “APM?” de TV3.

Pedaleará unos 40.000 km por cinco continentes durante 15 meses.

De momento ha recorrido la distancia entre Barcelona e Ilbilbie, 19.136 km, en 231 días.

También podéis seguir su viaje en:

www.rodamon.tv

http://www.facebook.com/rodamon.tv

@Rodamontv

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DIFICULTAD: MEDIA DISTANCIA TOTAL: 18 KM ALTITUD MÍNIMA: 260 m ALTITUD MÁXIMA: 260 m DESNIVEL ACOMULADO: 800m TIEMPO TOTAL: 7H PUNTO DE SALIDA-LLEGADA: Riells del