Noticias de Naila Jornet…

 

Escuchar la mitología que envuelve las grandes paredes y montañas de los Alpes hacen que cuando estas allí, todo se realce en un color mas épico. Los viajes a los Alpes no son extraños en  mi rutina anual, así que  podría establecer  un calendario a partir de mis estadas en esta región tan valorada por alpinistas, esquiadores…

Esta vez el objetivo era como en tantas otras ocasiones una carrera de esquí de montaña, una de les míticas: la Mezzalama; cursa por equipos de 3 que se celebra en las laderas del Cervino y que transcurre en gran parte por encima de los 4000 mts de altura. Este último factor fue el que me hizo decidir por, juntamente con un grupo  de amigos en la misma situación que yo, ir  a hacer una semana de aclimatación en la zona de Chamonix. La idea era hacer excursiones y actividades en general con poco compromiso técnico y físico pero que se desarrollasen entorno a los 4000 mts para poder aclimatar bien y no acumular mucha fatiga. Siempre, la región de Chamonix, te resguarda alguna aventura, alguna sorpresa.

Mi hermano, que vive allí, nos  acogió  toda la semana y como  gran conocedor de la zona nos dio referencias de excursiones tranquilas y sin “compromiso”, por gracia o desgracia eso no fue así y las excursiones sin compromiso físico  resultaron ser rutas infinitas donde las horas pasaban sin llegar a ningún lado; las rutas sin compromiso técnico eran crestas con dificultades notables donde el día no prorrogaba suficientes horas buenas para llegar a coronar ninguna cima.

Un ejemplo fueron los dos intentos a l’aguille d’Argentieres. El primer intento, por el couloir en Y, nos hizo dar media vuelta cuando aun no nos habíamos quitado los esquís de los pies para empezar la subida por la canaleta.  Íbamos tarde, y el sol ya hacía demasiado rato que caía sobre la nieve haciendo que para el corredor el riesgo de aludes fuese considerable. El segundo intento fue por el couloir Wymper. Tampoco lo conseguimos. Solo saltar la rimaya, cambiamos de couloir abriendo una traza en la canal del lado. Una bonita ascensión que nos dejó en la carena. Una vez allí, una placa de hielo nos hizo dar media vuelta. Así pues, el miércoles, la fatiga ya era notable y el cuerpo necesitaba una tregua, de momento aun y gozar de grandes paisajes, rutas y buena compañía los objetivos no se estaban cumpliendo del todo (entre todo recordando que el mismo sábado tenía que hacer 2600 mts de desnivel positivo a la Mezzalama).

En la noche del miércoles dieron la noticia que la Mezzalama quedaría pospuesta una semana, la causa fue la mala previsión del tiempo que había para ese fin de semana. La noticia aunque mala a nivel de planificación, previsión y ilusión también tubo una cara buena, podría acabar de disfrutar la semana en Chamonix sin miedo de fatigas. Así que la semana continuó… hasta el  viernes, que llegó el mal tiempo y con el regreso a la realidad hasta el sábado de la semana siguiente, día que han decidido dar por concluida la temporada con el Trofeo Mezzalama.

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