Muchas veces había oído hablar del Mascún, y poca cosa sabia más allá que se encuentra en el corazón de la Sierra de Guara, lugar donde me avergüenza reconocer que apenas he puesto los pies.
Por suerte, fue el lugar elegido para otro “Vivak la Vida Loka”, con la intención de pedalear, charlar y reír sin prisas. La zona alta del Mascún está repleta de pueblos abandonados. Algunos pequeños, de dos o tres casa, otros más grandes, hasta quince. Bagüeste, Letosa, Otín, Pardina de Billanúa, Nasarre… Todos ellos se encuentran a poca distancia los unos de los otros y una red de antiguos caminos de caballería los une entre ellos. Las pocas pistas forestales que existen fueron hechas mucho después de que estos lugares fueran deshabitados sobre los años 60.
Un lugar ideal para perderse y descubrir cada camino, iglesia, fuente… e imaginar cómo debía ser la vida en estos parajes 60 años atrás. El rio Mascún es un espectáculo por si solo así que en un par de ocasiones aparcamos las bicis y nos adentramos en lo más profundo de su corazón. Bajando al Saltador de las Lañas por las fajas de Raisín y recorriendo el Camino de O Turmo. Dos senderos que no dejan indiferentes a nadie.
Un “Vivak la Vida Loka” significa buscar un lugar donde vivaquear en un lugar con cierto encanto, esperar el anochecer, cenar a la luz de los frontales, divagar sobre los “por qués” de la vida y dormirse contemplando un mar de estrellas en el cielo. El pueblo de Otín parece un buen lugar, calma, tranquilidad, y la majestuosa compañía de las casas medio derruidas recuerdo de un pasado glorioso y lleno de vida.
La cabecera del Mascún no deja de sorprender, a cada pocas curvas el paisaje se transforma, y la perspectiva sobre la zona es constante, pudiendo adivinar a simple vista el recorrido que vamos rodando.
Podéis ver la ruta en el perfil de Wikiloc de @conunparderuedas:
David Casalprim