El Aneto con sus 3404 metros de altitud es el pico más alto de la cordillera de los Pirineos. Era el aniversario de Javi y fuimos a celebrarlo a Benasque. Tras un día de paseo por el valle de Remuñe, preparamos todo el material para intentar la cima al día siguiente. Era verano, el sol alargaba y el tiempo según anunciaban no debía preocuparnos lo más mínimo- Salimos de Benasque con el primer autobús hacia el valle de Vallibierna, llegamos al Puente de Coronas y sin perder un minuto nos dirigimos hacia el Ibon de Coronas, una bonita subida que en un principio transcurre por dentro el bosque y acaba con un final mas rocoso y empinado para llegar al lago.
Allí abandonamos el camino principal para dirigirnos hacia la brecha de Llosas, el sendero allí es perdedor y en algunos momentos teníamos que pasar de uno en uno para evitar tirarnos piedras entre nosotros. No fue hasta llegar a la brecha que empezó a tocarnos el sol y decidimos aprovechar el quitarnos ropa para hacer las tres cordadas. La cresta va subiendo a los diferentes tres miles. Es una cresta larga y bonita, con tramos descompuestos, a ratos aérea, con pasos de hasta III y IV+.
Llegamos al primer rapel de 40m metros y justo después nos encontramos con la placa mas mítica de esta cresta: una bonita placa tumbada perfectamente fisurada de arriba a abajo, con un curioso factor psicológico. Hay otro segundo rapel, mas adelante, pasado ya el collado de Llosas, desde donde es fácil abandonar la cresta. Este rapel es mas corto de 20 metros. La cresta sigue, larga, descompuesta, pero de agradable hacer, hasta que llegamos a un ultimo tramo mas empinado dejando atrás la estética cresta que nos conduce hasta la cima del Aneto.
Desde allí bajamos por la ruta normal por el collado de Coronas, pasando un tramo delicado según las condiciones del glaciar, pues, en nuestro caso el hielo estaba curiosamente duro. Desde el collado solo nos quedaba la larga bajada hasta el autobús en Vallibierna.