Cuando faltaban 10 minutos para la 1 de la madrugada, Samu nos dejó a Anaïs, Eva y a mí en la Playa del Socorro, en la vertiente Norte del Teide. Salimos animades, charlando y riendo. La idea rondaba la cabeza de Anaïs desde hacía tiempo, recuerdo que me dejó caer la propuesta hace un par de años, al menos, y desde entonces íbamos intentando convencer a las otras para que se animaran, a la vez que cuadrábamos agendas. El sí de Eva, en septiembre, fue definitivo; unos días más tarde teníamos los billetes y la logística preparada. Ellas iban unos días antes, para aprovechar el sol y la playa, yo directamente el jueves para intentar subir y bajar el Teide de una tirada.
01:05: Naila dice: Salimos.
El calor húmedo era asfixiante y nos quedamos rápidamente en manga corta. Estábamos a principios de noviembre, así que llevábamos ropa para el posible frío en cotas más altas, pero no habíamos contado con que a estas horas de la noche hiciera tanto calor. En los primeros kilómetros dejamos atrás los últimos barrios de Los Realejos, que suben escarpados por las faldas del monte. Unas semanas antes de ir hacia Tenerife, tuve un pequeño accidente en la cocina y no estaba segura de si llegaría hasta la cima o usaría el comodín de la llamada para hacer una retirada temprana. Antes de llegar al Lance, les dije a Eva y Anaïs que tiraran ellas, que yo iría “xino xano” hasta donde llegara. Al poco de separarnos, entré en una zona boscosa, de la que poco puedo contar. Casi seis kilómetros de niebla, densa hasta tal punto que apenas se veían los bordes de la pista forestal. Hace poco descubrí que a esta niebla o capa de nubes se le llama “Panza de burro”.
03:39: Naila dice: Mirador, acabo de pasar. ¿Vais bien?
Este fenómeno meteorológico, que me obligaba a pararme en cada cruce para enfocar con la linterna los carteles, se disipó de repente a los 1500 metros, dejando encima de mí un cielo despejado lleno de estrellas. Había luna llena, o casi llena, o suficientemente grande para iluminar el camino, eso fue una suerte, pues, a los cinco minutos de salir de la niebla, en una pequeña pausa para ponerme mallas y manga larga, el frontal dijo que hasta allí habíamos llegado y no volvió a encenderse. La pista empinada dejaba atrás rápidamente el mar de nubes. En los laterales ya no se apreciaba la vegetación húmeda, sino altos árboles en un suelo arenoso y más seco. El incendio del Teide de agosto se había ido reactivando en los meses posteriores y aún quedaban zonas de riesgo. En la web de turismo de la isla podías ver, en un mapa interactivo, la zona afectada y los caminos cerrados al público. La subida, una vez dejadas atrás las últimas casas en el Lance, transcurre por una cresta, a la derecha las faldas del Teide, a la izquierda tras un pronunciado desnivel de bajada las últimas casas de los diferentes pueblos. En el mapa se puede ver cómo muchas pistas y caminos o senderos de todos tipos te permiten hacer una retirada más o menos evidente. Hasta llegar a los 2000 metros tenía en mente cuál era la opción más rápida para llegar a la carretera o a la primera zona habitada.
05:09: Eva dice: Naila, ¿Qué tal? ¿Cómo estás? Nosotras acabamos de hacer ahora una bajada y hemos pasado por un lugar donde hay mucha arena, como en el desierto.
A los 2000 metros, el terreno cambia de nuevo, se dejan atrás los árboles y se entra en el terreno rocoso, arenoso y casi lunar del cono volcánico. Se ve por primera vez el cono del Teide, lleno de puntos de luz que serpentean marcando el camino.
06:12: Naila dice: Eva, no, no os veo. He hecho retirada de hecho, no tengo lucecita, ya que hace muchas horas que se me ha acabado la batería del frontal, y he llegado después de la bajada, donde estaba el desvío, y no veía el camino. Me he ido hacia la carretera, así que listo, creo que intentaré llegar al parquin de Montaña Blanca. Que vaya bien. Vosotras, ¿estáis subiendo ya? Veo muchas lucecitas.
A los 2000 metros se entra en el Parque Natural del Teide, y allí se acaba la pista para entrar en un laberinto de senderos, los más transitados delimitados por dos filas de piedras, una a cada lado, para no salirse. No obstante, a los pies de “El Cabezón”, el camino que tenía que seguir no tenía las piedras que lo delimitaban y se internaba entre unos matorrales. Allí, sin frontal, dejé de verlo. Me dirigí hacia “El Portillo Alto” por un bonito sendero ladeado por esqueletos quemados de árboles que aún desprendían olor a fuego. Antes de llegar a la carretera, una opción de ir hacia el Teide, esta vez señalada con piedras, me volvió a encaminar hacia el cono.
07:45: Anaïs dice: Naila, ¿dónde estás tú? Nosotras estamos a 3 y medio de estar arriba, pero nos falta aún 700 de desnivel, con lo cual vamos a tardar. Así que, Samu, tú tranqui que vamos a tardar y luego tenemos que bajar. ¿Cómo vas tú, Naila?
7:53: Naila dice: Pues estoy aquí en la zona de Piedras Blancas, pero no tenía intención de subir más arriba, porque me he desviado un poco del camino. Así que voy a seguir avanzando un poco más, y cuando bajéis, me encontráis y listo. Voy a ver si encuentro algún sitio bonito para ver la salida del sol, ya que está muy despejado. Por cierto, Samu, sí que bajaré contigo en el coche.
Para subir al Teide hay varias opciones. Sin embargo, si deseas llegar hasta el cráter, es necesario obtener un permiso. El teleférico te deja a 3500 metros de altura y se sube poco más de medio kilómetro por el sendero 10-Telesforo Bravo. Conseguir el permiso a partir de las 9 es más difícil y hay que prever con bastante antelación. Desde el aparcamiento de Montaña Blanca, un camino serpentea por el cono hasta llegar al refugio de Altavista, y tras un poco más de nueve kilómetros se enlaza con el Sendero 10 que lleva a la cima. Hay unos permisos para ver la salida o la puesta del sol, menos solicitados y por tanto que necesitan menos antelación para obtenerse, que te permiten estar en la cima entre las 6 y las 9 de la mañana.
9:13: Anais dice: Estamos en la cima.